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Bebe, come y protégete del sol

El ejercicio físico y el contacto con el medio aumentan nuestro metabolismo: necesitamos mayor aporte de agua y de energía.

El sol nos da calor y luz pero también radiaciones que pueden dañar nuestra piel y nuestros ojos.

El reflejo de la luz en la nieve puede producirnos lesiones y ceguera temporal.

Reflexiona

Las actividades en la montaña nos sitúan frente a las agresiones del medio, que actúan sobre nosotros conjuntamente (cambios de temperatura, exposición al sol, trabajo muscular...). Cuando la montaña está nevada se acentúan estos factores. Necesitamos más protección, más hidratación y energía.

Con la altitud disminuye la densidad del aire, reduciéndose la presencia de oxígeno por lo que el esfuerzo necesario es mayor. 

El sol puede ser un silencioso enemigo que nos estropee la jornada provocándonos insolaciones, quemaduras y problemas de visión, como la llamada ceguera de la nieve. Hay que llevar siempre gafas de sol de filtro solar adecuado (factor 4), cubrir y proteger la piel. Recuerda que la nieve tiene un efecto espejo que multiplica la radiación solar.

No debemos olvidar

Consultar el índice de radiación ultravioleta (UV) previsto para la jornada y tener en cuenta que será mayor en altura y con nieve. Lo encontraremos en la web de la Agencia Estatal de Meteorología: